¿Cómo fue posible ver la llegada del Apolo XI a la Luna? Por las cámaras que llevaba a bordo. A punto estuvimo de no verla. Apollo 11
Un 25 de mayo de 1961, el presidente estadounidense, John F. Kennedy, durante un discurso al Congreso en sesión conjunta, anunció que antes de acabar la década de los sesenta el hombre llegaría a la Luna. Su promesa se cumplió y a las 3 horas, 15 minutos y 56 segundos del 21 de julio de 1969, Neil Armstrong holló por primera vez nuestro satélite. El Apollo XI lo había logrado.

La imagen televisada de aquel hombre de Ohio, conquistando la Luna, llegó a los hogares de casi todo el mundo y 600 millones de personas la vieron en sus televisores. Sin embargo, para que aquella señal electromagnética pudiese ser enviada desde el módulo Águila posado en el Mar de la Tranquilidad y recibida en la Tierra hubo que sortear muchos obstáculos:

· Semanas antes del despegue se tomó la decisión de no llevar cámaras de TV a bordo que mostraran al mundo la hazaña.
· La señal de TV emitida al planeta no provenía directamente de la Luna.
· Las primeras fotos que publicaron los periódicos del alunizaje y del primer paso del hombre en el satélite fueron obtenidas de un monitor de TV.
· Una racha de viento de 110 kilómetros a la hora en Australia a punto estuvo de hacer naufragar la transmisión televisiva
· Las primeras imágenes de vídeo llegaron  a California invertidas y con la polaridad cambiada.

En este vídeo encontrarás las explicaciones de cómo fue posible aquel milagro televisivo. Dura 42 minutos. Aconsejado para periodistas y técnicos televisivos.
La mayor parte de las imágenes del primer hombre hollando la superficie lunar que se vieron aquella noche de julio de 1969 fueron captadas por el observatorio Parkes cerca de Sydney, en Australia. Su enorme parábola de 64 metros, azotada por un fuerte huracán, apunto estuvo de no recibir aquella señal.

La mañana del alunizaje hacía mucho viento en el pueblecito de Parkes con rachas superiores a los 100 kilómetros por hora. La parábola que había estado siguiendo al Apolo 11 desde su despegue, apenas si podía aguantar de pie. Los astrónomos y mecánicos del pequeño observatorio estaban asustados, pero decididos a no claudicar. Huston había nombrado a Parkes antena principal y eso era un orgullo para ellos.

A las 6,17 hora australiana (ver cuadro horario más abajo), casi amaneciendo en Parkes, Neil Armstrong y Edwin Aldrin habían alunizado. Aún no se veía la Luna en el cielo australiano. Sin embargo, nadie estaba preocupado porque los astronautas según el programa previsto, aún tenían que almorzar algo, echarse un rato la siesta y preparar la salida, tiempo suficiente para que asomase la Luna en el horizonte de Parkes. Sin embargo, Amstrong que tenía la orden de descansar unas horas una vez posado el Eagle en el Mar de la Tranquilidad, decidió saltarse el programa y salir del módulo, tan agitado estaba por la emoción. Aquello intranquilizó a los astrónomos australianos que aún no tenían la Luna a tiro. No obstante, los astronautas tenían que ponerse los trajes espaciales y despresurizar el módulo lunar, tareas en las que emplearon casi seis horas. Faltaban pocos minutos para que la Luna apareciese en el horizonte de Parkes cuando un viento feroz comenzó a azotar el enorme telescopio. La gigantesca parábola, a pesar del riesgo que suponía, inclinó su eje hacia el horizonte para captar las señales de la Luna. Los goznes, railes, cremalleras y soportes de la antena gritaban; las sacudidas eran violentas. El telescopio iba a perder las coordenadas y tal vez derrumbarse. La oportunidad para aquella población australiana de ser protagonista silenciosa de aquella aventura espacial parecía llegar a su final.

Afortunadamente, cuando Buzz Aldrin activó la cámara del módulo lunar, el observatorio californiano de Goldstone captó la señal y la ofreció el mundo entero. Pocos minutos después, justo cuando la luna aparecía en Parkes, su radio telescopio también recibió la imagen lunar y comenzó a transmitir.

Sin embargo, las señales recibidas en la Luna a 10 fotogramas por segundo no eran compatibles con las de la televisión comercial por lo que tuvieron que ser convertidas mediante un sistema complejo y ciertamente curioso. Las ondas viajaron desde Parkes a Sydney a través de un enlace de microondas. Allí la señal se dividió en dos: una fue a los estudios de la ABC (Australian Broadcasting Corporation), en Gore Hill y distribuida al continente australiano. La otra se recibió en Huston via Intelsat III para ser igualmente distribuida al resto del mundo, que vió las históricas imágenes 0,3 segundos más tarde que los australianos debido al retardo producido por el satélite Intelsat.

La frase errónea de Armstrong
LA ERRÓNEA FRASE DE ARMSTRONG

La famosa frase de Armstrong al pisar la Luna ha sido motivo de polémica gramatical. La BBC ealizó este pequeño reportaje sobre ella. Todo un tratado de fonética inglesa.
Aldrin responde a un periodista en Madrid
EL ALUNIZAJE EN RNE

El corresponsal de RNE, Cirilo Rodríguez, relató así la llegada de Armstrong.
ALDRIN HABLA EN MADRID

En octubre vinieron los tres astronautas a Madrid. Aldrin responde a una pregunta de un periodista y RNE difunde la entrevista.
LA PRENSA NO ESTUVO ALLÍ

Las principales agencias de noticias y los diarios más importantes tomaron las fotografías de la llegada del hombre a la Luna de los monitores instalados por la Nasa donde se recibieron las señales originales. Las instantáneas fueron luego distribuidas por fax a los periódicos del mundo entero.
                          

La Luna televisada
El alunizaje en RNE