CONTENIDO

Tintín de viaje en un crucero con destino al extremo Oriente, se encuentra con Filemón Ciclon, un extravagante egiptólogo que investiga el lugar en que se halla la tumba del faraón Kih-Oskh. El periodista decide acompañarlo y tras hallar la tumba por casualidad, se internan en ella descubriendo unos misteriosos cigarros. Tras ser secuestrado y abandonado en el mar, logra salvarse al llegar a Arabia. 

Sin quererlo, Tintín se va viendo involucrado en diversas tramas conflictivas (un asunto de tráfico de armas, una revolución en algún país árabe que le obliga a alistarse en el ejército,...),  que provocan su huida ante la persecución de diversos personajes -entre ellos Hernández y Fernández-, hasta que termina cayendo en algún lugar de la India (aún bajo dominio británico, como se puede apreciar por muchos de los personajes que aparecen), donde es rescatado por el Maharaja de Rawajpurtalah. Este soberano hindú se acaba convirtiendo en su principal aliado en la lucha contra los traficantes de drogas y contra una de sus más terribles armas: el jugo de Radjaidjah, "el veneno que vuelve loco".

Se lanza entonces al ataque contra el tráfico del opio y desmantela la banda de traficantes dirigida por el malvado Rastapopoulos. Al final, descubre que los cigarros contienen el tan codiciado opio que andaba buscando.
Los cigarros del Faraón
EDICIONES

Editorial Casterman, 1934 en blanco y negro. Francés
Editorial Casterman, 1955, reeditado en color. Francés.
Editorial Juventud.
Primera edición: julio de 1964, lomo de tela marrón.
Traducción del francés: Concepción Zembrera
Sin ISBN en sus cuatro primeras ediciones
ISBN 13: 978-84-261-2613-9 (978-84-261-1406-8, rustica)
ISBN 10: 84-261-2613-8 (84-261-1406-7, rustica)
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HISTORIA

Este álbum comenzó llamándose "Les aventures de Tintin reporter en Orient", aunque Hergé le cambio el nombre por el de "Les cigares du pharaon". Empezó a publicarse el 8 de diciembre de 1932 en Le Petit Vingtième. Y es ciertamente un álbum con muchos datos interesantes para los amantes de las aventura de Tintín.
En las versiones francesa y española, Tintín se alista en el ejército árabe con el nombre de Beh-Behr. Según Marc Dufour de Montréal, Beh-Behr es una ortografía distorsionada de "Bébert", el diminutivo de Alberto en francés, como "Tintin" es el diminutivo de Martin.
En la versión inglesa, Tintín usa el nombre de Ali Bhai que se pronuncia "alibi", coartada, es decir, usa un nombre falso. Pero en realidad Ali Bey (ver grabado) es el pseudónimo de un catalán nacido en Barcelona en 1767, Domenec Badía, un espía, aventurero y reportero que murió en Damasco en 1822 tras ser el primer europeo, disfrazado de musulmán, en visitar La Meca y las habitaciones sagradas de la Kaaba. Su libro "Viajeros" fue publicado primero en Francia en 1814 y luego en España en 1836 (¡¡¡Nadie es profeta en su tierra!!!)
En la versión en blanco y negro de esta aventura, aparecieron por primera vez como protagonistas (la primera vez fue en Tintín en el Congo, en una viñeta al fondo) personajes de la “futura familia” de Tintín, por ejemplo los agentes “X33 et X33 bis” más conocidos posteriormente como “Dupond et Dupont”, o “Hernández y Fernández” en España, personajes inspirados por el padre y el tío de Hergé que eran gemelos. También aparecen el malvado Rastapopoulos y el comerciante Oliveira da Figueira, y el que luego sería el personaje científico por excelencia, amigo inseparable de Tintin y el capitán, Haddock, el profesor Silvestre Tornasol, que aquí encarna con otra imagen y disposición, el egiptólogo Filemón Ciclón.

Nos encontramos con un salto cualitativo en las aventuras de Tintín. No llega a la madurez de los álbumes intermedios y aún contiene viñetas ingenuas e infantiles, como las que nos muestran a Tintín aprendiendo el lenguaje de los elefantes, curando a uno de ellos con quinina o luchando con un tigre al que logra poner una camisa de fuerza.
Viñetas realmente estúpidas cuando se leen de mayor, pero cautivadoras de niño. Hay otras cosas no menos reprochables como vuelo relámpago que hace Tintín en el avión robado desde Egipto a la selva india; o la aparición misteriosa de los Hernández y Fernández a tiempo de salvar a Milú de ser sacrificado en el altar de Shiva, sin que sepamos cómo fueron capaces los siameses de encontrar su pista.
No obstante, el álbum tiene un guion mejor hilvanado, con un relato de suspense que va in crescendo y que se desarrolla en escenarios originales, muy del gusto de la época. No olvidemos que las tumbas egipcias atraían la atención del público, y cómo no, del propio Hergé.
El descubrimiento de la tumba de Tutankamon (Tut-anj-Amón, «imagen viva de Amón) en 1922 por Howard Carter con los tesoros encontrados en ella, tuvo una cobertura mundial en la prensa y renovaron el interés del público por el Antiguo Egipto. Las posteriores muertes de sus descubridores en extrañas circunstancias avivó la imaginación del público, un hecho que es recogido con fantasía en este álbum. La arqueología volverá a aparecer, aunque en otro escenario, en "Las siete bolas de cristal" y en “El templo del Sol".



A partir de este libro, Casterman fue editor en exclusiva de Les aventures de Tintin. En 1955 apareció la primera edición en color.El álbum fue totalmente redibujado y Hergé eliminó algunas escenas, como las de Tintín luchando contra unas cobras o una en la que duerme junto a una mesa tumbada para evitar ser alcanzado por una flecha con el veneno de Radjaidjah.