CONTENIDO

Tintín vuelve en esta historia a luchar contra los traficantes de opio. Durante sus vacaciones en la India (ver "Los cigarros del faraón)", un chino cuando trata de entregarle un mensaje, cae envenenado por una flecha untada con "radjaïdjah", el veneno que vuelve loco. Intrigado por el nombre de Mitsuhirato que el mensajero logra pronunciar, Tintín viaja a Shanghái donde tiene que enfrentarse a una banda de traficantes. Para protegerle de esta mafia y de los policías de la Concesión Internacional de Shanghái, involucrados en la trama, Wang Jen-Ghié, un viejo hombre que combate el tráfico de opio, secuestra a Tintín y lo lleva a su casa. Allí conoce quién es el tal Mitsuhirato, agente japonés en China, y jefe de la banda a las órdenes de Rastapopoulos, el magnate millonario. Tintín decide ayudar a la familia de Wang cuyo hijo también ha sido envenenado. Tras un atentado, Japón invade China y Tintín queda atrapado dentro del conflicto. Mientras tanto, en su intento por descubrir el antídoto del veneno, salva la vida a Tchang Tchong-Jen, un joven chino que a partir de ahora se convertirá en su amigo del alma. Finalmente, consigue para bien, detener a la banda de Rastapopoulos, que dirigía todo el entramado malvado y curar al hijo de Wang de la locura. Tchang queda en Shanghái adoptado por anciano Wang. Tintín, con lágrimas en los ojos, regresa a Europa.
El loto azul
EDICIONES

Editorial Casterman, 1936. Blanco y negro. Francés
Editorial Casterman, 1946, reedición en color. Francés
Editorial Juventud.
Primera edición: 1965, lomo de tela rojo y azul.
Traducción del francés: Concepción Zembrera
Descripción: 62 p. il. col. 30×23 cm
Sin ISBN la primera edición
ISBN 13: 978-84-261-0926-2 (978-84-261-1418-1, rustica)
ISBN 10: 84-261-0926-8 (84-261-1418-0, rustica)
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HISTORIA

Esta historieta es la primera que trata sobre un hecho real, algo que sería, a partir de este momento, bastante habitual en los álbumes de Tintín. En este álbum se habla de la "Guerra de los Boxers", de la Concesión Internacional de Shanghái y del famoso incidente de Mukden entre Japón y China.
La "Guerra de los Boxers" fue llevada al cine por Nicholas Ray en 1963, producida por Samuel Bronson y rodada en Las Rozas (Madrid) con el título de "55 días en Pekín". Ray no pudo acabar la cinta debido a un consumo excesivo de alcohol, y algunas escenas tuvieron que ser rodadas bajo las órdenes del actor principal Charlton Heston.
Trata de un hecho real: en 1900, China era un país xenófobo producto de una larga serie de intervenciones extranjeras que explotaban a sus ciudadanos. Hartos de aquel trato, la propia emperatriz Ci Xi, de la dinastía Qing, instiga la sublevación de la secta china Yi He Tuan —«Puños de Justicia y Concordia», o «boxers», como les denominaron los ingleses— e incita a la rebelión a varios gobernadores provinciales. Los "boxers" destruyen ferrocarriles, líneas de telégrafo y asesinan a 200 extranjeros y a varios miles de chinos cristianos. Comienza entonces un asedio de 55 días a las embajadas extranjeras en Pekín. Una fuerza internacional aplasta la rebelión con facilidad y China tiene que pagar una fuerte indemnización de 340 millones de dólares.
La Concesión Internacional de Shanghái tiene su origen en la llamada primera Guerra del opio de 1839 entre el Reino Unido y la misma dinastía Qing que luchan por el control del comercio de plata y opio. El conflicto concluye con el Tratado de Nankín por el que China otorga la administración de varios territorios, especialmente zonas portuarias, a las potencias occidentales, lo que se conoce como "Treaty Ports". Por su parte, las «concesiones» eran territorios arrendados o cedidos a otro país (o a varios, como en el caso del Asentamiento internacional de Shanghái). En ellas, los chinos eran ciudadanos de segunda categoría.
Hergé no llega a explicar estos hechos aunque se sirve de ellos para situar la historia de su Loto Azul, un cuento bien tramado donde el dibujante comienza una serie de libros de mayor enjundia e interés.


EL INCIDENTE MUKDEN


En el Loto Azul sí se explica el famoso incidente de Mukden (18 de septiembre de 1931) que tuvo lugar en el norte de Manchuria, donde un tramo del Ferrocarril del Sur de Manchuria, compañía de propiedad japonesa, fue dinamitado.

El ejército japonés responsabilizó a los disidentes chinos del ataque, proporcionando un casus belli que justificaba así la anexión de la región china de Manchuria por parte de Japón. En chino se conoce como el "Incidente del 18-9".

Tras la guerra ruso-japonesa (1904–1905), Japón había relevado a Rusia como la potencia extranjera dominante en el sur de Manchuria. Después de la explosión, los japoneses rodearon a los soldados chinos acantonados en las cercanías y los atacaron bajo la justificación de que las propiedades japonesas debían ser defendidas de los ataques de los chinos.

El gobierno japonés estableció el estado títere de Manchukuo en febrero de 1932, pero la comunidad internacional rechazó la constitución de este estado marioneta, al frente del cual Japón situó al antiguo emperador chino Puyi. Japón, entonces, en señal de protesta se retiró de la Sociedad de Naciones.

Aunque no está claro quién voló el ferrocarril japonés en Mukden, algunos sostienen que fue obra de los militares japoneses que buscaban una doble finalidad: forzar a su gobierno a la ocupación de Manchuria y poner de manifiesto su poder ante la comunidad internacional.
Cuando se anuncia en la revista juvenil de Le Vingtième Siecle que Tintín viaja a China, el Padre Gosset, capellán de los estudiantes chinos en la Universidad de Lovaina, aconseja a Hergé que se documente bien China a fin de evitar estereotipos que circulaban por aquellos días sobre la vida y culturas chinas.
Para esta finalidad, el padre Gosset le presenta a Tchang Tchong-Jen, joven chino estudiante de arte en la Academia de Bellas Artes de Lovaina. Enseguida simpatizan ambos jóvenes y se hacen grandes amigos.  A través largas conversaciones con Tchang, Hergé pude adentrarse en el conocimiento de la cultura de China, alejándose de los tópicos que sobre los chinos tenían los europeos, absolutamente alejados de la realidad. La amistad con Tchang  duraría toda la vida, tanto en la ficción como en la realidad. El propio Tchang aparece en la historia como Chang -al que luego adopta la familia Wang-; luego vuelve a aparecer en Tintín en el Tibet.

A diferencia de su anterior historia «Los cigarros del faraón», donde los letreros en árabe no tienen sentido, en «El Loto Azul» los letreros que aparecen en chino pueden traducirse como máximas o anuncios reales de la época.
En la página 9, en el cartel amarillo del poste se lee:
¡Fuera las mercancías japonesas!
En la página 5, en el cartel verde se lee:
Poseer mil hectáreas de tierra no vale tanto
como poseer un pequeño oficio,
y en el cartel rojo: Taller eléctrico Siemens.
En la página 8, el cartel rojo dice:
Con mucho talento, pero enfermo
¿qué puedo hacer por mi país?
En suma, la primera gran obra de Hergé que aparte de algunos pasajes ciertamente ingenuos, revela una trama bien armada y basado en hechos reales. Los dibujos aún no están bien perfilados y no tienen la soltura que tendrán después. La imagen de Tintín sigue siendo demasiado fea y enana y con la cabeza redonda. La ausencia del capitán Haddock, que tardará en aparecer, se echa de menos.