LA MANO GUIDONIANA
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Durante la Edad Media los cantores de las catedrales y monasterios empleaban varios años de su vida en aprender de memoria todas las melodías gregorianas del Oficio Divino. Cuando un cantor se equivocaba en el coro, era severamente castigado. 

Guido de Arezzo fue un monje italiano del siglo X (990 - 1050) que siendo niño cantor había sufrido este pesado aprendizaje. Por eso ideó un modo de facilitar las cosas hasta el punto de que cualquiera en muy poco tiempo pudiera cantar cualquier melodía.

Conocido como el padre de la música occidental, a él se debe: el invento del tetragrama (antecesor del pentagrama). Para ello trazaba sobre papel cuatro líneas horizontales de diferentes colores - tetragrama y situaba las notas sobre las líneas o los espacios intermedios.

Ordenó en el tetragrama las cualidades tonales; pero además inventó un sistema memotécnico que ayudaba a los cantantes a recordar las partituras. A este sistema se le conoce como la Mano Guidoniana.

Guido habia inventado un sistema que llamó hexacordum (seis acordes). Así que distribuyó sus notas en las diferentes partes de la mano.

En la Edad Media, las notas se denominaban por medio de las primeras letras del alfabeto: A, B, C, D, E, F, G (comenzando por la actual nota La).

De esta manera, para memorizar y ensayar una canción bastaba con recordar los movimientos de la mano… es como si tuvieramos la partitura delante. En la ”mano de guidoniana” se llegaban a representar casi 3 octavas.