El Puente de los Franceses
El Puente de los Franceses es una construcción importante en la historia de Madrid. Aquí fue hallada, en 1910, un ara romana lo que nos da pistas sobre el poblamiento de este lugar en aquella época. Entonces, el río Manzanares era más caudaloso. Hasta el siglo XVII se llamó río Guadarrama de Madrid.
Junto a este lugar se extendieron bosques del primer Jardín Botánico de Madrid, el de Migas Calientes, hasta 1780.
Aquí venían los madrileños a celebrar la merienda y, durante el verano, se bañaban en sus aguas.
Entre 1860 y 1862, la compañía ferroviaria Caminos de Hierro del Norte de España encargó a los ingenieros franceses, que ya habían construido la estación del Norte, levantar un puente necesario para salvar el paso del río y las carreteras de acceso a Madrid.
El puente se hizo famoso por una canción cantada durante la Guerra Civil (1936-1939) que evocaba la resistencia del Madrid republicano ante las tropas de Franco, que el día 9 de noviembre de 1936 intentaron tomar la capital a través de la Casa de Campo, el Parque del Oeste y la Moncloa.
El casual descubrimiento del plan (en un carro de combate italiano fuera de combate en la Casa de Campo, tropas republicanas encontraron en su interior una copia del plan general de los sublevados), permitió organizar la defensa que corrió a cargo, entre otros, de la XI Brigada Internacional. Días más tarde, los atacantes, tras la voladura del puente Nuevo, cruzaron el río aguas arriba, tomando el Hospital Clínico y parte de la Ciudad Universitaria.
Paso bajo el puente de la vieja carretera de la Coruña, hoy avenida de Valladolid.
Trincheras republicanas junto al puente
Restos de impactos producidos durante la batalla de Madrid aún presentes en las columnas respiraderos del colector del Manzanares, y en los muros de contención del cauce.
Estado del frente sublevado (en azul) y del frente republicano (en rojo) al finalizar la Guerra Civil.
Al comienzo del conflicto, el puente estaba en «tierra de nadie», los republicanos en el márgen izquierdo del río y los sublevados en la tapia de la Casa de Campo.
En abril de 1937, los republicanos lanzaron la operación Garabitas para tratar de recuperar la cuña de la Ciudad Universitaria,
pero fue en vano, aunque los dos márgenes del puente quedaron en manos republicanas y la situación dibujada en el mapa permaneció hasta el final de la Guerra.
Durante siglos, esta zona del río sirvió de arenero, como muestra esta fotografía de la década de los años 20, tomada por Otto Wünderlich. El río fue perdiendo caudal durante la Edad Media por las continuas talas e incendios, extracciones para el riego y, finalmente, por la construcción de las presas de El Real y de El Pardo. En los últimos tiempos, la caótica política de construcción, anegó arroyos, manantiales, sumideros y contaminando la capa freática.
Este fue lugar tradicional de baño entre los madrileños, una vez acabada la construcción del puente, como es testigo esta fotografía de Santos Yubero. Por esta zona no había restos de jabón de los lavaderos ni suciedad del colector de Leganitos. Las arboledas circundantes daban frescor a la zona y su sombra cobijaba meriendas y almuerzos. A partir de los años 50 del pasado siglo XX, las aguas comenzaron a contaminarse debido a los vertidos industriales y la caótica red de saneamientos de la ciudad, dando al traste con los saludables baños.