Clasificar la voz en tan complejo que incluso los expertos no acuerdan criterios comunes. Para comenzar habría que conocer dos conceptos que a veces se confunden:
La extensión o registro de la voz es el intervalo más alejado entre un sonido grave y otro agudo que puede emitir el ser humano sin importar su calidad. Por regla general un adulto puede emitir unas dos octavas.
La tesitura es el intervalo entre la nota grave y la aguda utilizables musicalmente, es decir, el conjunto de sonidos que se adapta mejor a una voz y que el cantante emite con comodidad sin fatigar la laringe.
La clasificación más sencilla y que nadie objeta es la que la clasifica a la voz por sexos y aun así alguien podría discutir al hablar del canto en falsete o de los desaparecidos castrati.
Entre las voces femeninas hay acuerdo generalizado en clasificarlas como SOPRANO, MEZZOSOPRANO Y CONTRALTO. Dentro de estas tesituras hay quien afina mucho subclasificándolas exageradamente. Yo he preferido agrupar esas subclasificaciones en apartados más amplios que mencionaré en los epígrafes correspondientes. Lo mismo haré con las voces masculinas, divididas en CONTRATENOR, TENOR, BARÍTONO Y BAJO.
Hay que advertir que el diapasón ha subido casi medio tono, y hoy en día el La natural se sitúa en los 440.000 ciclos frente a La natural que Verdi les exigía entonces a sus cantantes para la ópera Otello y que se situaba en los 432.000 ciclos.
En el siguiente piano, puedes ver el rango que alcanza cada voz. Es, lógicamente, una aproximación pues no he encontrado un criterio unánime a la hora de establecer la tesitura de las voces.
El canto en la ópera
EL ORIGEN DE LAS NOTAS MUSICALES
En la ópera bufa Un viaggio a Reims, compuesta por Rossini para celebrar la coronación de Carlos X en esa ciudad francesa, el compositor hace referencia a esta nota utilizada solo por los franceses, un pasaje que muy pocos comprenden al no conocer el origen de la nota Ut (Ver el vídeo)