George Remi: Hergé, el autor y su obra
Georges Prosper Remi nació en Bruselas en el año 1907, géminis, en una familia católica y burguesa. Su padre le afilió a los Scout y la impronta de este movimiento marcó su vida y la de su creación, Tintín. «¿Y por qué no? -dijo una vez, ya mayor Remí, en una entrevista-  ¿Cree usted que es tan ridículo hacer una buena acción, amar y respetar la naturaleza y los animales, esforzarse en ser fiel a la palabra dada?».

Muy pronto manifestó dotes para el dibujo y todas sus energías las canalizó hacia esta tarea. En 1922 firma por primera vez sus historietas con el pseudónimo de HERGÉ (que son las iniciales de su nombre y apellido al que le añadió una H, pronunciados al revés).

Acabados sus estudios secundarios entra a trabajar en Le XXème Siècle, un diario ultraconservador, clerical y nacionalista. Tras el servicio militar, que acaba con el rango de sargento, Remí vuelve al periódico donde su director, el cura Norbert Wallez le encarga del suplemento juvenil. Durante este tiempo conoce a su futura mujer, la secretaria del director, Germain Kickens.
Son los años de la publicación de "Tintín en el país de los Soviets", "Tintín en el Congo" y "Tintín en América", llenos de ingenuidad pero con un marcado carácter proselitista. En 1934 finaliza "Los cigarros del faraón", un salto en cuanto a calidad y contenido, aunque sin llegar a la perfección que más tarde lograría con la aparición del capitán Haddock cuya presencia envuelve de calor a las historias. La siguiente historia llega con "El Loto azul", el primero de los grandes álbumes de Tintín, aunque aún mantiene la ingenuidad, característica de los primeros trabajos. Hergé se documenta a fondo sobre el tráfico de opio y las costumbres chinas y aprovecha para ridiculizar el imperialismo japonés, algo verdaderamente extraño en alguien que comulgaba con el ideal fascista. Es cuando conoce al que será uno de sus mejores amigos, Tchan Tchong-Jen, un estudiante de Bellas Artes que le ayuda en el conocimiento de China. A este le siguen otros álbumes , "La oreja rota", "la isla Negra" y "El cetro de Ottokar". En "El cetro de Ottokar", de agosto de 1938, Hergé realiza uno de sus trabajos más políticos, analizando las tensiones previas a la II Guerra Mundial, utilizando dos imaginarios estados enfrentados, una monarquía más o menos democrática y una dictadura proletaria:  Syldavia y Borduria.

En mayo de 1940, los nazis invaden Bélgica, cierran el periódico, y Hergé tiene que interrumpir sus tiras de "Tintín en el país del oro negro". Comienza a trabajar en Le Soir un diario de ideología fascista.  En el semanario juvenil de Le Soir, comienza a publicar viñetas de  "El Cangrejo de las pinzas de oro", donde aparecería por primera vez el capitán Haddock con una personalidad demasiado simplista y borrachuza, que se irá perfilando con el paso de los álbumes.

Durante la ocupación alemana, los temas que comienza a tratar Hergé ya no están basados en hechos reales a fin de evitar polémicas con los ocupantes. Son los años de "La estrella misteriosa" (aunque en esta historia hay una velada crítica al judaísmo y al poderío norteamericano, que luego intentó cambiar en ediciones posteriores), "El secreto del Unicornio", "El tesoro de Rackham el Rojo" (donde introduce a Silvestre Tornasol), "Las siete bolas de cristal" y "El templo del Sol".

La victoria aliada de 1944 cierra el diario Le Soir y Hergé es acusado de colaboracionista. De poco sirven historias antiimperialistas como "El Loto azul" o "El Cetro de Ottokar" para demostrar que su ideología no era fascista, sino impregnada de un fuerte catolicismo
Con la ayuda del editor Raymond Leblanc, un luchador de la resistencia, Hergé comienza una nueva etapa con la revista "Tintín".  "Mi ingenuidad de aquella época rozaba la necedad, podríamos decir que incluso la estupidez". Y más adelante confiesa: "Yo creo que todos los totalitarismos son nefastos, tanto si son de 'derechas' como si son de 'izquierdas', y los meto a todos en el mismo saco".  Junto con Leblanc, comienza una nueva etapa en la vida de Hergé. Conoce una nueva asistente, Alice Devos, y junto con el dibujante Edgar Pierre Jacobs convierte sus historias de blanco y negro a color. Y termina la historia de "Las siete bolas de cristal" y  reemprende la elaboración de "Tintín en el país del oro negro" que había dejado interrumpida en el Petit Veingtième con la ocupación.

Una crisis nerviosa entre finales de los 40 y principios de los 50, que algunos achacan al drama que pasó a raíz de las depuraciones tras la guerra, le obliga a posponer "Objetivo: La Luna". Crea entonces, los Estudios Hergé, con un equipo de dibujantes entre los que se encuentra Bob De Moor que colaboraría con George Remí durante el resto de los álbumes. Son los años de "El asunto Tornasol" de 1954 y "Stock de Coque" de 1956.

La crisis matrimonial con Germaine Kieckens en 1960 (ver más abajo el dibujo que hizo de ella el propio Hergé en «El cetro de Ottokar») acaba en separación tras 25 años de matrimonio. Se separan legalmente en 1975.  George se había enamorado de Fanny Vlaminck (con quien se casa en 1977), una joven dibujante en la nómina de sus Estudios Hergé. Aquel cambio en una personalidad moldeada por un rancio catolicismo, le lleva al sofá de un psiquiatra suizo que le aconseja dejar de dibujar. Hergé, lejos de seguir el consejo, perfila lo que algunos han considerado la historieta más personal del autor: "Tintín en el Tíbet". Aquí vuelve a aparecer el joven Tchang a quien conoció en "El Loto azul". La exaltación de la amistad verdadera, que muy pocos hombres han conocido, destaca en este álbum, en el que el autor vuelve a sorprendernos al dibujar al enorme Yeti con un alma sensible y casi humana, como ya hizo con el gorila de "La isla Negra".

En 1961 publica "Las joyas de la Castafiore", uno de los mejores álbumes en mi opinión (junto con el "Asunto Tornasol" y "Stock de Coque"), con el mérito de desarrollar toda la acción en un único escenario: el castillo de Moulinsart. Luego, en 1966, edita "Vuelo 714 para Sydney", una de las peores historias publicadas junto con "Tintín y los pícaros", de 1975.

Hergé muere el 3 de marzo de 1983, a los 75 años, en la Clínica Universitaria Saint Luc, debido a complicaciones de la anemia que sufría desde hacía varios años, dejando inacabada la vigesimocuarta aventura "Tintín y el Arte-Alfa". Por su expreso deseo de no dejar a Tintín en manos de otro artista, fue publicada en 1986 a título póstumo tal como la dejó, con un conjunto de bocetos y notas. En 1988, la revista Tintín deja de publicarse.

Cada año se compran en el mundo tres millones de álbumes de Tintín traducidos a 58 idiomas, entre ellos el vietnamita, el catalán, el alsaciano, el tailandés y el esperanto. Según los cálculos de la Fundación Hergé, las ventas totales rondan los 200 millones de ejemplares. Las aventuras del joven reportero han inspirado dos películas con actores de carne y hueso, decenas de historietas de dibujos animados y hasta un debate parlamentario en Francia que intentó desentrañar la compleja ideología política del personaje.
CARTA DE UN PADRE A SU HIJO  (1)

Querido Tintín,

Hace 35 años que eres mi hijo, y es la primera vez que te escribo. He querido, por supuesto, que tú vivieras tu vida. Veinte veces te has ido por esos mundos de Dios. Durante este tiempo, yo, con el lápiz en la mano, ensuciando toneladas de papel de dibujo, soñaba tus aventuras.

Así pues, desde siempre hemos estado muy separados y, a la vez, unidos por el vínculo más estrecho que pueda unir a dos seres. Yo tengo la vieja costumbre de entenderme contigo, pero no por carta. De ahí, seguramente, al comenzar esta, la inseguridad y la emoción que siento.¡ Tú me das miedo, Tintín! ¿Estoy orgulloso de ti? Y tanto, ¡naturalmente! Tú me has dado grandes alegrías, bastantes disgustos también, pero nunca el menor motivo de enfado o descontento. Hubo una época  -la de mi juventud-,  en la que mi idea era parecerme a ti. Me hubiera gustado ser un personaje  -un héroe-  ¡sin miedo y sin reproche! ¡Ay! Era una ilusión! Hace ya tiempo que desapareció. Ya no me impresionan aquellas palabras del evangelio: "Sed perfectos como es su Hijo".

Perfecto: si hay alguien que lo sea, eres tú. Yo debería sentirme lleno. ¿Y de dónde viene, pues, que me sienta un poco decepcionado? De que tú eres, precisamente, demasiado perfecto. De que yo, hombre normal, hijo de padres normales, tengo un vástago que no es "como los demás". Y ¿de quien has sacado tú eso? ¿Cómo es que en ti hay algo -como te lo diré- que no es exactamente humano? Yo había puesto unas grandes esperanzas en el capitán Archibaldo Haddock. De tanto ir juntos los dos, él fatalmente hubo de civilizarse con tu contacto, y eso sí que ha ido así, pero tú no te has impregnado de ninguna de sus debilidades, tú no has tomado nada de él, ni tan  sólo una salpicadura de whisky.

Pero aquí paro; un ángel me ha cogido la mano, un ángel compañero de aquel que a veces detiene a Milú cuando iba a ir por el mal camino. Hacerte estudiar el periodismo, aunque en realidad era la caballería andante, a ello tenía derecho. Pero de todos modos, no es un padre el que debe guiar a su hijo en la elección de sus defectos  !Adiós, muchacho! Adiós.

HERGÉ

(1) Esta carta apareció publicada por primera vez en el libro «Conversaciones con Hergé» de Numa Sadoul.
Como hemos visto, George Remí (Hergé) solía dibujar en sus viñetas a alguno de sus conocidos y amigos. Y en esta ocasión, en el libro «El cetro de Ottokar» no solo dibuja a muchos de sus colaboradores, sino a él mismo acompañado su propia esposa, Germaine, de la que se separaría en 1960, aunque el divorcio no se formalizó hasta 1975.