Los personajes de Tintín y otras curiosidades
Los personajes
Curiosidades
Tintín: De edad desconocida, aunque en "La isla Negra", en una de las caidas del personaje, aparecen flotando sobre su cabeza 17 velas. Es periodista pero solo escribió una crónica, que no llegó a enviar a su periódico, durante su aventura con los soviets. Tiene una personalidad muy definida: afable, paciente, inteligente, generoso, ordenado y valiente. Amigo de sus amigos y nada envidioso. No conocemos su apellido.
Milú: Dicen que Hergé dió este nombre al perro de Tintín (el único personaje que aparece en todas las historietas junto con su amo) en recuerdo de una novia del mismo nombre. Es un fox terrier que expresa sus pensamientos que solo el lector es capaz de escuchar. Es divertido, inteligente, valiente y socarrón, al que le gusta el güisqui.
Archivaldo Haddock: Capitán de la marina mercante, es un tipo bondadoso, un poco egoista, gruñón a más no poder, y muy travieso, que con su presencia envuelve a las aventuras con un halo de calor y seguridad; su presencia aumenta la calidad de los álbumes. Le gusta el vino y sobre todo el güisqui y aún borracho, tiene la comprensión de su amigo Tintín que solo en un par de ocasiones le regaña. Aparece por primera vez en el álbum "El cangrejo de las pinzas de oro", 9 libros después de publicado el primero; sin embargo ya en "Tintín en el Congo" yo le saco un extraordinario parecido con otro capitán, el del barco Aurora.
Silvestre Tornasol: Profesor, inventor y científico despistado, algo duro de un oido, que se gana la amistad de Tintín y Haddock aún antes de haberse ganado la de los lectores. Tiene una personalidad que va definiéndose con el paso de los albumes, hasta llegar a la madurez en "Las joyas de la Castafiore", donde se enamora idílicamene de la soprano. Parece que el personaje está inspirado en el científico Auguste Piccfard, quien igual que Tornasol, alcanzó varios records de inmersión con bastiscafo y se interesó en los vuelos interespeciales.
Hernández y Fernández: Quizás los personajes más antipáticos del elenco. Egoistas, estúpidos, torpes y engreidos, llenan las historias de Tintín con absurdos gags, aunque tienen su momento de gloria en "Tintín en el país del oro negro", con sus afirmaciones sobre los espejismos («toma pensabe aque los habían suprimido») o sus vueltas y vueltas sobre unas huellas en el desierto sin darse cuenta de que eran las suyas propias. Parece que los modelos de estos personajes son el padre y el tío de Hergé, hermanos gemelos que solían pasear juntos con bombín y bastón por las calles de Bruselas.
Nestor: Mayordomo eficaz, trabajador incansable, nunca protesta, hace y deshace maletas sin parar y pasa el plumero a todo el castillo de Moulinsart. Empleado de los hermanos Pájaro, entró al servicio de Haddock cuando éste y Tintín compraron la propiedad.
Castafiore: No me parece que sea un remedo de María Callas, como sostienen algunos; antes más bien se parece a Montserrat Caballé. No tiene una personalidad definida al comienzo de sus apariciones que son solo esporádicas y sin ánimo de perpetuarse. Sin embargo, poco a poco adquieren un perfil singular y muy atrctivo, sobre todo en el album "Las joyas de la Castafiore". Su insistencia en cantar el aria de Las Joyas de Faustro, de Gounoud, ante el espanto de quienes la escuchan, no se compadece con el éxito que tiene, al parecer, en los escenarios. Si canta como la Caballé (a quien he dedicado un apartado en esta web cantando precisamente esta ária con un estilo soberbio), redoblo mi entusiarmo por ella.
Chang Chong-Chen: Este personaje está inspirado en un escultor chino estudiante en Lovaina. Se llamaba Tchang Tchong-Jen y Hergé lo conoció por mediación de un sacerdote, el padre Gosset, capellán de los alumnos chinos de la Universidad de Lovaina, que invitó a George a charlar con sus alumnos antes de que Hergé enviase a Tintín al Extremo Oriente.
Hergé conoció allí a Tchang, un joven de su misma edad, 27 años, con el que enseguida congenió. Tchang le inculcó a Hergé la fascinación por China y a cambio el dibujante creó un personaje con su nombre, el del pequeño niño chino que sale al paso de Tintín en las páginas de ‘El loto azul’, y que luego reaparece en "Tintín en el Tíbet".
Rastapopoulos: No parece, como se ha dicho, una reencarnación del multimillonario Onassis. Es más bien un personaje secundario en principio dirigiendo una película en el desierto y que luego, por una necesidad del autor, muta de bueno a malísimo. A pesar de su maldad, se hace simpático a los ojos del lector y parece tener dos almas, la buena y la mala sin saber cuál de las dos triunfará finalmente.
Otros personajes: El general Olivaro de "La oreja rota" es una reencarnación del libertador Bolívar. El general Müsstler, siniestro dictador de Borduria en "El cetro de Ottokar", son en realidad Hitler y Mussolini, juntos. El travieso Abdalá, tiene, al parecer, como modelo a rey niño Faisal II de Irak.
- Hergé sacó buena parte de su inspiración en la revista satírica de actualidad "Le crapouillot" (el pequeño sapo, o sapito) creada en 1915, que cerró sus páginas definitivamente en 1996, tras 81 años de vida.
- Tchang, el personaje que protagoniza dos albumes, está inspirado en un personaje real. Tanto uno como otro el otro salen de la vida de Hergé tan de golpe como aparecen. Durante décadas no sabe nada de ellos. Sin embargo, el personaje de ficción reaparece como protagonista a finales de los 50, en ‘Tintín en el Tíbet’, con el dibujante en plena tormenta existencial. Y como en el sueño que Tintin tiene en ese álbum, a mediados de los años 70 Hergé se entera por medio de un tercero de que su amigo en la vida real es ahora el presidente de los artistas de Shanghai y reanuda con él una relación epistolar. Sólo dos años antes de la muerte del dibujante, en 1981, Tchang y Hergé se reencuentran ante la prensa. Como fondo, la reproducción de una viñeta en la que Tintín abraza a su amigo chino.
- El castillo de Moulinsart, la residencia del capitán Haddock, está inspirado en el castillo de Cheverny. Su nombre se lo debe a la ciudad belga Sart-Moulin. Hoy Cheverny es gracias a su dueño, el marqués Anoine de Vibraye, un paraíso para ‘tintinófilos’. Se puede contemplar en su cripta el tesoro de Rackham el Rojo, la habitación del joven reportero y hasta asistir a una demostración en toda regla del Tryphonar Supercolor, el excéntrico y revolucionario televisor del profesor Tornasol.
- Hergé nunca fue un viajero. Sólo en los años 70, ya sesentón y multimillonario, se decidió a visitar algunos de los lugares por los que su héroe había transitado. Esto no quiere decir que sus aventuras no estén perfectamente documentadas. Sus carencias viajeras las suplía suscribiéndose al National Geographic, empapándose de los reportajes gráficos de París-Match y guardando como tesoros fotos, artículos, anuncios en un impresionante archivo que aún hoy conserva la fundación que lleva su nombre.
- El fetiche indio que desencadena la trama de ‘La oreja rota’ no es sino la reproducción exacta de una estatuilla precolombina que se halla en un museo de Bruselas.
- El esqueleto de dinosaurio al que Milú le roba un hueso en ‘El cetro de Ottokar’ es casi un calco de una fotografía del Museo de Historia Natural de Berlín que se conserva en los archivos del dibujante.
- La erupción del volcán indonesio en ‘Vuelo 714’ reproduce fidedignamente la erupción del Etna según la recogieron los fotógrafos del National Geographic.
- Acusado por uno de sus lectores de haber dibujado en ‘La estrella misteriosa’ un barco incapaz de mantenerse a flote, Hergé revisó y perfeccionó aún más sus archivos náuticos y llegó incluso a encargar maquetas de las naves, incluido el cohete de ‘Aterrizaje en la luna’.
- Los editores británicos exigieron a Hergé que retirara cualquier referencia a los grupos terroristas sionistas de ‘El país del oro negro’. Se trataba de hacer negocio en el floreciente mercado del recién creado Estado de Israel.
- Los estadounidenses le obligaron a retocar la edición para USA de ‘El cangrejo de las pinzas de oro’ porque un capitán blanco y un marinero negro aparecían hablando en la misma viñeta. Demasiado para la América de la segregación racial.
- En 2007 la Comisión para la Igualdad Racial (CRE) del Reino Unido calificó de racista al álbum Tintín en el Congo, solicitando su prohibición. Ya anciano, Hergé se mostró avergonzado tanto por Tintín en el Congo, como Tintín en la Unión Soviética, a los que consideró como “típicos ejemplos de la mentalidad burguesa belga de la época” y “pecados de juventud”.
- La popularidad del joven reportero desbordó las expectativas desde los primeros álbumes, que se vendían por entregas con ‘Le petit Vengtième’. Fue tal el fenómeno que tras la última entrega de ‘Tintín en el Congo’ el periódico organizó lo que llamó ‘la llegada de Tintín a Bruselas’. Montó en un tren a un adolescente rubio y a un foxterrier blanco de carne y hueso y les preparó un recibimiento ficticio en la estación de ferrocarril de Bruselas al que acudieron decenas de miles de personas.
- El escultor y acuarelista chino, Tchang, le pidió a Hergé que no cayera en los estereotipos cuando contara los viajes de su reportero intrépido —como había hecho en Los cigarros del farón— y, gracias a su ayuda, nació ‘El loto azul’, donde hasta el último cartel en chino tiene sentido.
- Tchang, que acabó en sus viñetas y en las de ‘Tintín en el Tibet’, dejó su propia obra artística en Shangai. Su hija, Tchang Yi-Fei, es la propietaria de la ‘Boutique Tintin’, la mayor tienda en Bruselas de camisetas, libros, platos y demás parafernalia sobre los personajes de Hergé.
- Tintín y los Pícaros’, la última que completó Hergé y, tal vez, la que tiene el final más triste para los amantes de Tintín. En la penúltima viñeta, Haddock dice que está deseando volver a casa, a Moulinsart, y el incansable reportero contesta, por primera vez, ‘Moi aussi, capitaine’ (yo también, capitán).
- En una casita de ladrillos rojos y puerta metálica de una callejuela estrecha y silenciosa en el barrio de Etterbeck, una pequeña placa bronceada anuncia que allí nació, el 22 de mayo de 1907, “el padre espiritual de Tintín”.